CERCA DEL TRONO

Comencé a ver la importancia y la necesidad de profetas en el mundo de hoy tanto como en los tiempos bíblicos. Empecé a ver la importancia de todos los cinco ministerios que se mencionan en Efesios: (Efesios 4:11-12)11 Yél mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, 12 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, Percibí cuán importante es cada uno de ellos en el cuerpo de Cristo. La Biblia nos dice que podemos “ pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:16). La Palabra nos asegura que tenemos “libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo” (Hebreos 10:19), porque “ todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión” (Hebreos 9:22). Amigos míos, yo puedo testificar que esto es cierto. La sangre de Jesucristo es la que hace expiación del alma. Su Palabra y su sangre obran juntas en la gracia. UNA AYUDA MUY PRESENTE ¿Cuántas veces tenemos grandes necesidades? Padecemos enfermedades en nuestro cuerpo. Atravesamos angustias. Pasamos por un divorcio. Uno de nuestros seres queridos ha muerto. Un hijo se nos ha ido al mundo. Parece como que no nos llega ningún dinero y necesitamos ayuda. En tiempos como ésos acudimos confiadamente al trono de Dios y oramos: “Dios, necesito tu ayuda.” En las visiones que Dios me dió de escenas en la tierra, cada vez que los creyentes clamaban al Señor para que los ayudara, la Palabra de Dios estaba presente. En una de ellas un ángel tenía una enorme Biblia en las manos. Entonces vi que el ángel abrió la Palabra de Dios y se la lanzó en el rostro a Satanás. El diablo estaba allí en forma de espíritu malo o de serpiente. Cuando el ángel abrió las Sagradas Escrituras, el diablo cayó literalmente hacia atrás, gritando, por que sabía que el ángel estaba utilizando contra él la espada de dos filos. Ahora bien, necesito decirles que las cosas que veía en mi espíritu no eran siempre acontecimientos dentro de la iglesia que estaba yo visitando en el momento. Yo veía cosas en mi espíritu que podían estar ocurriendo a kilómetros de distancia. A veces no sabía dónde o cuándo estaban teniendo lugar. Gracias a Dios, Jesucristo derrotó a satanás de una una vez y para siempre en la cruz para que nosotros podamos tener libertad y vida. Podemos ahora acercarnos confiadamente al trono de la gracia dondequiera que estemos. UNCIÓN Y SANIDADES La misericordia y la gracia de Dios son reales y están presentes para sanar toda enfermedad y dolencia por medio de sus Sagradas Escrituras. Quiero que usted se anime en la Palabra de Dios hoy. Si tiene alguna necesidad, acuda confiadamente al trono de la gracia y pídale a Dios que lo ayude. Los ángeles de Dios son “ espíritus ministradores, en viados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?” (Hebreos 1:14). Soy consciente de ello, basada en la Escritura, y lo creo. Además, lo sé a ciencia cierta. Lo he visto muchas veces en el ámbito espiritual. Cuando clamamos al Señor, Él envía ángeles para ayudarnos con el poder y la potencia de su Palabra y de su Espíritu. Cuando en un servicio religioso se han echado fuera demonios de alguien, he visto que los espíritus malos salen como oscuras sombras o apariciones. Cuando se ha invocado el nombre de Jesús, he visto que los ángeles toman a ese espíritu malo y lo atan con una cadena. Al verlo, he pensado: “Dios, qué hermoso es que tu Palabra libra de los poderes malignos a estos endemoniados.” Es la Palabra del Señor la que obra. Es la Palabra de Jesucristo. Solamente en su nombre —el de Cristo— es que esto funciona. Recurra al nombre de Jesucristo. Él lo salvará. Lo hará una nueva criatura, lo librara de sus pecados y le dará un hogar eterno en el cielo. EL PODER DE LA PALABRA Una vez estuve en el país de Malasia. La gente tenía mucha hambre del Señor y supe, mediante la presencia de Dios, que allí habría un poderoso movimiento del Señor. Conforme la gloria de Dios empezó a caer sobre nosotros, fue como la lluvia. El Espíritu Santo se movió en medio nuestro y se convirtieron muchas personas., cuando los individuos aceptaban al Señor, caían de sus asientos. Muchas almas fueron liberadas al ser tocadas por el poder del Señor. ¡Oh, el gozo y la presencia de Dios que bajaron del cielo! Se predicaba la Palabra de Dios y la gente resultaba liberada. ¡Cuánta hambre de Dios tenía la gente! Querían nacer de nuevo y pedirle a Jesucristo que entrara en el corazón de ellos. El poder de la Palabra de Dios es increíble. COMIDA PARA EL PENSAMIENTO He aquí otro pasaje bíblico en el que me gustaría que usted medite: (Éxodo 14:19-20)19 Y el ángel de Dios que iba delante del campamento de Israel, se apartó e iba en pos de ellos; y asimismo la columna de nube que iba delante de ellos se apartó y se puso a sus espaldas, 20 e iba entre el campamento de los egipcios y el campamento de Israel; y era nube y tinieblas para aquéllos, y alumbraba a Israel de noche, y en toda aquella noche nunca se acercaron los unos a los otros. Hijos de Dios, ¿no saben que Él quiere hacer milagros hoy lo mismo que los hizo ayer? Por alguna razón hemos estado eliminando los beneficios que Dios ha provisto para nosotros. Hemos estado descuidando todas las cosas hermosas de Dios. Por nuestros países pululan adivinos y toda clase de brujos y de hechiceros. Ellos hablan al hambre que hay en el corazón de la gente. Las personas buscan consejo y dirección para su vida de todas las fuentes. Sin embargo, les digo que Dios es real y verdadero. Él no quiere que sigamos en pos de los adivinos. No quiere ver en el mundo los males de la brujería y del ocultismo. Dios habla en su Palabra contra el ocultismo y contra los que buscan a los espíritus familiares: (Levítico 19:31)31 No os volváis a los encantadores ni a los adivinos; no los consultéis, contaminándoos con ellos. Yo Jehová vuestro Dios. Es muy pecaminoso y muy equivocado acudir a los médiums y a los adivinos en busca de ayuda y de orientación. En cambio, los ángeles de Dios son reales y son enviados a ministramos a los que somos herederos de salvación. (Salmo 91:11)11 Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. (Isaías 63:9)9 En toda angustia de ellos él fue angustiado, y el ángel de su faz los salvó; en su amor y en su clemencia los redimió, y los trajo, y los levantó todos los días de la antigüedad. (Daniel 3:28)28 Entonces Nabucodonosor dijo: Bendito sea el Dios de ellos, de Sadrac, Mesac y Abed-nego, que envió su ángel y libró a sus siervos que confiaron en él, y que no cumplieron el edicto del rey, y entre garon sus cuerpos antes que servir y adorar a otro dios que su Dios. TROPAS DE ÁNGELES Cuando el Señor Jesús me dió una revelación del infierno, pude ver con mis ojos espirituales que por todas partes del cielo alrededor de mi casa estaba escrita la Palabra de Dios. Alrededor y afuera de mi casa había una gran concentración de ángeles. Algunos estaban sentados, hablando entre sí. Otro grupo se veía con mucha autoridad y parecía que estaban vigilando. Los ángeles del tercer grupo alrededor de la casa estaban ala con ala con sus espaldas hacia mi casa. ¡Este último grupo se componía de los ángeles de mayor estatura y parecían todos guerreros! Cada uno tenía una espada grande a su costado. Si siquiera una sombra oscura intentaba arrastrarse hacia mi casa, sacaban su espada y defendían a mi familia. Recuerden que “ espada del Espíritu [ es la palabra de Dios” (Efesios 6:17). La Palabra salía ardiendo e iba contra en el enemigo. Éste terminaba calcinado y convertido en cenizas. Acudió a mi mente la Escritura: “ malos [ serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies” (Mala quías 4:3). Ver constantemente la Palabra de Dios en acción me asombraba. Cuando Dios envió su Palabra, los ángeles libraron de la prisión a Pedro: (Hechos 12:7-11) 7 Y he aquí que se presentó un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos. 8 dijo el ángel: Cíñete, y átate las sandalias. Y lo hizo así. Y le dijo: Envuélvete en tu manto, y sígueme. 9 Y saliendo, le seguía; pero no sabía que era verdad lo que hacía el ángel, sino que pensaba que veía una visión. 1 pasado la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, la cual se les abrió por sí misma;y salidos, pasaron una calle, y luego el ángel se apartó de él. 11 Entonces Pedro, volviendo en sí, dijo: Ahora entiendo verdaderamente que el Señor ha enviado su ángel, y me ha librado de la mano de Herodes, y de todo lo que el pueblo de los judíos esperaba.

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