DE NUEVO EN LA TIERRA, testimonios del cielo

Con rapidez yo estaba de regreso mirando la tierra vieja, pero la tierra tal y como estará después de la gran tribulación, aunque antes de que los fuegos finales del Armagedón la limpien finalmente. En esta escena ví también a Jerusalén, la ciudad capital del milenio. En mi visión, ví a personas venidas de cerca y de lejos que se dirigían a esa ciudad. Allí Jesús era Rey y todas las naciones de la tierra le llevaban regalos y le rendían homenaje. ¡No sólo era Él, de hecho, Rey, sino que también era reconocido como Rey de reyes! Jesús me dio la interpretación de mi visión y me dio mayor claridad de lo que sucederá entonces: Pronto Yo regresaré y me llevaré conmigo al cielo primero a los justos muertos. Luego, después de ellos, serán arrebatados para estar conmigo en el aire los que estén vivos y perma nezcan. Después de eso, el anticristo reinará en la tierra por un tiempo señalado, y habrá tribulaciones tales como jamás las ha habido antes ni nunca las habrá otra vez. Y entonces regresaré con mis santos y satanás será echado en el abismo, donde permanecerá mil años. Durante esos mil años reinaré en la tierra desde Jerusalén. Cuando haya pasado el milenio, satanás será liberado por una temporada y lo derrotaré con el brillo de mi venida. La tierra vieja pasará. He aquí que habrá una tierra nueva y una Nueva Jerusalén que descenderá en ella y rei naré para siempre. El regreso de Cristo En otra visión ¡ví la venida del Señor! Oí su llamada como sonido de trompeta y voz de arcángel (1 Tesalonicenses 4:16). La tierra entera tembló, y los justos muertos salieron de las tumbas para reunirse con su Señor en el aire. Por espacio de lo que pareció como horas oí sonar las trompetas. La tierra y el mar entregaron a sus muertos (Apocalipsis 20:13). El Señor Jesucristo estaba encima de las nubes con vestiduras de fuego y con templaba la magnífica escena. Volví a oír sonido de trompetas. Según miraba, los que estaban vivos y permanecían en la tierra ascendieron para encontrarse con ellos: (1 Tesalonicenses 4:14-17) 14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. 15 lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. 16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 17 nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Vi a los redimidos, como millones de puntos de luz, converger en un lugar de reunión en el cielo. Allí los ángeles les daban túnicas del más puro blanco. Había gran júbilo. La responsabilidad de los ángeles es servir, y estaban por todas partes prestando especial atención a los resucitados. A los redimidos se les daba un nuevo cuerpo glorificado y eran transformados según se desplazaban por el aire. Gran gozo y felicidad llenaban los cielos y los ángeles cantaban: “ al Rey de reyes!” EL CUERPO DE CRISTO En esta visión contemplé un enorme cuerpo espiritual a gran altura en los cielos. Era el cuerpo de Cristo que yacía de espaldas mientras gotas de su sangre caían en la tierra. Sabía que esto representaba el cuerpo muerto de nuestro Señor. El cuerpo se agrandó más y más hasta que llenó los cielos. Millones de santos redimidos entraban en él. Miré con asombro cómo millones subían una escalera hasta el cuerpo y lo llenaban, empezando por los pies y continuando a lo largo de las piernas, los brazos, el estómago, el corazón y la cabeza. Cuando se llenó, ví que se había llenado con personas de todos los ángulos de la tierra. Con voz fuerte alababan al Señor: Y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra. (Apocalipsis 5:9-10) Se congregaron millones delante del trono y vi a los ángeles traer los libros de los cuales se leyó el juicio. Allí estaba el trono de la gracia y a muchos se les entregaron recompensas. Entonces, conforme miraba yo con asombro, una oscuridad cubrió la faz de la tierra y huestes de demonios iban por todas partes. Incontables espíritus malos habían sido liberados de su prisión y habían sido derramados en la tierra. Oí otra fuerte voz decir: (Apocalipsis 12:12) 12 Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo. LA IRA DE DIOS Ví a una bestia enfurecida, la cual derramó su ponzoña por toda la tierra. El infierno se sacudía de rabia y de un abismo salían pululando multitudes de criaturas malas para con su vasto número ennegrecer la tierra. Hombres y mujeres corrían gritando a los montes, las cuevas y las montañas. Y había guerras y hambruna y muerte en la tierra. Por último ví caballos y carros de fuego en los cielos. La tierra tembló, en tanto que “el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre” (Apocalipsis 6:12). Un ángel anunció: “ oh tierra, ya viene el Rey!” Entonces el Rey de reyes y Señor de señores apareció en el cielo. Junto a Él, en esplendor magnífico, estaban los santos de todas las edades, vestidos del más puro blanco. Me acordé de que “todo ojo lo verá” (Apoca lipsis 1:7) y de que “ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará” (Romanos 14:11) que es Señor. Entonces los ángeles metieron sus hoces y cosecharon el grano maduro (véase Apocalipsis 14:14-19), que es el fin del mundo. Pensé: “Nos debemos amar unos a otros. Tenemos que ser firmes en la verdad y disciplinar a nuestros hijos a la luz de la pronta venida de Cristo. Porque de se guro... ¡el Rey ya viene!” Suplica final del Senor “Esten preparados” Jesús me dijo: “Arrepiéntanse y conviértanse, porque el reino de Dios está cerca. Mi voluntad y mi Palabra se cumplirán. Preparen el camino del Señor.” Luego declaró: “A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos” (1 Timoteo 6:17). Diles que anden en el Espíritu y que no satisfagan los deseos de la carne (Gálatas 5:16). “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna” (Gálatas 6:7-8). “Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, falsas enseñanzas, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos” (Gálatas 5:19-24). Jesús continuó: Cuando la Palabra de Dios se cumpla, en tonces vendrá el fin. Ningún hombre sabe el día o la hora en que el Hijo de Dios volverá a la tierra. Ni siquiera el Hijo lo sabe, porque este es conocido solamente por el Padre. La Palabra se cumple rápidamente. Vengan como si fueran niñitos y permítanme limpiarlos de las obras de la carne. Díganme: “Señor Jesús, entra en mi corazón y perdóname mis pecados. Sé que soy Pecador y me arrepiento de mis pecados. Lávame en tu sangre y hazme limpio. He pecado contra el cielo y contra ti y no soy digno de llamarme tu hijo. Te recibo por fe como mi Salvador.” Les daré pastores conforme a mi propio corazón y seré su Pastor. Ustedes serán mi pueblo y Yo seré su Dios. Lean la Palabra y no dejen de congregarse. Denme su vida entera y los sustentaré. Nunca los dejaré ni los abandonaré. PREPÁRENSE PARA EL ENCUENTRO CON DIOS Amados, de las profundidades de mi corazón he compartido con ustedes muchas de las visiones y revelaciones del cielo que me fueron dadas por la potencia del Dios Todopoderoso. Quiero resumir mis pensamientos expresando cuánto nos ama Dios. Él ha mostrado su cuidado y gran amor enviándonos su poderosa Palabra y concediéndonos revelaciones en estos últimos tiempos. Hijos queridos, debemos estar dispuestos a tener un encuentro con el Señor. Debemos en todo tiempo esperar su venida. Ustedes y yo conocemos las dificultades, los tiempos y las sazones en los que estamos. No ha habido nunca una era como la presente. Con todo mi corazón los insto a que estén prepara dos: “Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir” (Iviateo 25:13). ¡Je sucristo regresará! ¿Recuerdan lo que les conté acerca de los creyentes que ahora están en el cielo? El ángel de Dios me dijo que si vivimos rectamente en Cristo Jesús, nos reuni remos con nuestros seres queridos en las puertas de la gloria cuando lleguemos allá. ¿Están recibiendo este hermoso mensaje en su corazón? Hablé de los libros y registros que guardan los ángeles. Todo lo que hacemos por la causa de Jesús queda registrado y nuestras recompensas van a ser mucho mayores dentro del cielo de lo que son en la tierra. Los ángeles anotan nuestras acciones. Muchas veces los evangelistas, los predicadores, los maestros y otros líderes tienen que dejar temporalmente sus casas, hijos y cónyuges para llevar la cruz de Jesucristo. El Señor lo ve y lo sabe todo con respecto a eso. También sabe de las muchas veces que vamos a algún sitio y no nos tratan como a hijos del Señor. Aveces se nos maltrata, pero aun así somos hijos del Rey. Con todo, Dios quiere que seamos siervos de los siervos. Quiere que nos sirvamos unos a otros como Él nos ha servido. Amados hermanos, Dios no nos ha prometido un jardín de rosas. Aunque no nos ha prometido esplendor aquí abajo, podemos tener bendiciones, riquezas, honor y cosas materiales conforme Dios lo permita. No obstante, los podemos tener cuando tomamos nuestra cruz y seguimos a Cristo. Quiero que estén preparados. Si usted no ha recibido a Jesucristo como su Señor y Salvador, aún puede convertirse, según las Sagradas Escrituras: (Juan 3:16) 16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 9 Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. 10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. (Romanos 10:9-10, 13) Por favor, haga esta oración ahora mismo: Padre, en el nombre de Jesucristo, vengo a ti tal como soy. Soy pecador, Señor. He pecado contra ti y contra el cielo. Te pido, Señor Jesús, que me perdones, que entres en mi corazón y que salves mi alma. Déjame nacer de nuevo mediante el Espíritu del Dios vivo. Te doy mi vida, Señor Jesús. Creo que eres el Hijo de Dios. Creo que eres Jesucristo, el que fue enviado para salvar mi alma del infierno. Te doy gracias, alabanza y honra por redimirme mediante tu preciosa sangre. Si ha hecho esta oración conmigo y ha creído realmente lo que pidió, usted ha sido salvo ahora. Le ha pedido a Jesucristo que entre en su corazón. Empiece a confesarlo con sus labios y a alabarlo. ¡A Dios sean toda la alabanza y la honra! Acerca de la autora Mary Kathryn Baxter nació en Chattanooga, Tennessee, Estados Unidos. Fue criada en la casa de Dios. Mientras era todavía joven, su madre le enseñó acerca de Jesucristo y su salvación. Kathryn nació de nuevo a la edad de diecinueve años. Después de haber servido al Señor durante varios años, se apartó por un tiempo. El Espíritu del Señor no la dejó tranquila, y ella regresó y le dio su vida de nuevo a Cristo. Todavía lo sirve fielmente. A mediados de la década de los sesenta Kathryn se trasladó con su familia a Detroit, Michigan, Estados Unidos, donde vivió durante un tiempo. Más tarde se mudó a Belleville, Michigan, donde empezó a tener vi siones de Dios. Los ministros, los líderes y los creyentes del Señor hablan muy bien de ella y de su ministerio. En todos sus servicios religiosos se hace hincapié en el movimiento del Espíritu Santo y muchos milagros han tenido lugar en ellos. Los dones del Espíritu Santo con de mostraciones de poder se manifiestan en sus reuniones según es dirigida por el Espíritu de Dios. Ella ama al Señor con todo su corazón, mente, alma y fuerzas y desea por encima de todo ser una ganadora de almas para Jesucristo. Kathryn está casada con Bili Baxter por más de veintiocho años. Tienen cuatro hijos y seis nietos que la apoyan en el ministerio. Es en verdad una sierva especializada del Señor. Su llamamiento es específicamente en la esfera de sue ños, visiones y revelaciones. Fue ordenada ministra en 1983 en la Iglesia de Dios del Evangelio Completo en Taylor, Michigan. Ahora asiste a la Iglesia de Dios Na cional en Washington, D.C. En 1976, mientras residía en Belleville, Jesús se le apareció a ella en forma humana, en sueños, en visiones y en revelaciones. Desde entonces ha recibido muchas visitaciones del Señor., Durante esas visitaciones,Él le ha indicado las profundidades, grados, niveles y tormentos de las almas perdidas en el infierno. Ella ha recibido también muchas visiones del cielo, de la gran tribulación, y del fin de los tiempos. Durante una etapa de su vida, Jesús se le apareció cada noche durante cuarenta días. Le reveló los horro res del infierno y la gloria del cielo. Le dijo que este mensaje era para el mundo entero. Una Revelacion Divina del Cielo por Mary Katherine Baxter Escuchar testimonio del cielo mp3 audio Mary K. Baxter

1 comentario:

  1. Que Dios los bendiga. Me llegó profundamete este testimonio.

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