LA ENTRADA EN EL CIELO, testimonio del cielo

Cuando llegamos allí, dos ángeles de gran estatura estaban fuera de la puerta. Ambos llevaban vestiduras relucientes y tenían una espada en la mano. La cabellera de ellos era como de hilos de oro y sus rostros resplandecían. El ángel que me acompañaba se apartó para hablar con los dos ángeles que vigilaban la puerta y me dejó sola. Con asombro pensé: “ qué gloriosas son las puertas del cielo! ¡Qué maravilloso es poder ver esto personalmente!” De repente, me di cuenta de que iba a entrar realmente en el cielo. Al mirar a los ángeles del Señor, pude oír parte de la conversación que sostenían. Uno de ellos entró por la puerta y regresó casi de inmediato con un pequeño volumen. El libro tenía una cubierta de oro, y lo que estaba impreso adentro también era de oro. Parecía que era un libro con la historia de mi vida. Mi nombre estaba estampado en la cubierta: Mary Kathryn Baxter En el rostro de los ángeles se esbozó una sonrisa de aprobación. Abrieron el libro, se miraron y entonces dijeron con una voz que pude oír: “Ella puede entrar por la puerta.” Mi ángel guía me escoltó a través de la magnífica puerta y entré en el cielo. De pronto, todo el ambiente se llenó de música. Me sentí rodeada por ella. Estaba por encima de mí. Parecía como si penetrara todo mi ser. Una poderosa ola tras otra de hermosa música y cantos bañaban el paisaje y parecía que lo envolvían todo y a todos. El asombro volvió a dejarme sin aliento cuando entré en la ciudad. El paisaje de esa ncomparable ciudad estaba más allá de la descripción. A mi alrededor se hallaban las flores más bonitas y coloridas que yo jamás había visto. Por todas partes había un verdor y vegetación increíbles. Incluso las flores de las plantas parecían reaccionar a la música y al canto. La música continuaba girando alrededor mío. Parecía como si yo formara parte de aquello. Una cosa es intentar describir las maravillas de esa ciudad, otra bastante distinta, es saber que uno compartirá la alegría de ella. Ví algunos de los ciudadanos exuberantes del cielo y todos vestían túnicas. Esta cita bíblica vino a mi mente: (Isaías 61:10)"En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas". La felicidad y la alegría que refulgía del rostro de ellos sobrepasa cualquier comparación. El cielo es un lugar real. No es el figmento de alguna imaginación. En la Biblia aparece registra do que Jesús dijo(Juan 14:1-2): "1 No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. 2 En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros". El cielo es un lugar preparado para gente preparada. Puesto que nosotros como hijos de Dios hemos sido trasformados y hechos nuevas criaturas por el milagro de la regeneración, y puesto que ahora somos nuevas criaturas en Cristo, es un gozo saber que el lugar en que pasaremos la eternidad ha sido preparado por el Salvador que nos redimió. El cielo es un lugar perfecto. Puesto que nuestro Salvador es perfecto, omnipotente y eterno, el cielo tiene también que ser un sitio perfecto. Puesto que Él nos está preparando un lugar allí para que vivamos con Él por toda la eternidad, también nuestra casa eterna será perfecta. Nada echará a perder jamás ninguna parte de esa morada celestial. Nunca se permitirá en trar nada en el cielo que pueda profanarlo o estropearlo. (Apocalipsis 21:27) "no entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero". El cielo está fuera del alcance del pecado y de los pecadores de todo tipo y descripción. Se excluirá a satanás para siempre de ese lugar celestial. (Apocalipsis 12:3-4, 7-10, 12-13) También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas; y su cola arrastraba la tercera parte de las estre llas del cielo, y las arrojó sobre la tierra. Yel dra gón separó frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese. 7 Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles;no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. 9 Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y satanás, el cual en gaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él. 10 Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; por que ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. 2 Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo. Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón. ¡Esa serpiente, satanás, y sus huestes impías no alzarán jamás su fea cabeza en el clima puro y santo del cielo! Los demonios no pueden entrar en el cielo. Los ángeles caídos que se rebelaron contra Dios y “no guarda ron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada” (Judas 1:6) no pueden regresar al cielo. No faltará nada en el cielo. No se omitirá ningún detalle que contribuya a que su entorno sea perfecto. Dondequiera que vayamos en la tierra, no importa dónde vivamos o cuán lujosa pueda ser nuestra mansión, siempre tendrá fallas y defectos obvios que impedirán que sea perfecta. En contraste, Dios no ha cometido fallas al construir el lugar llamado “cielo”. Su gloria, sus bellezas, sus maravillas sobrepasan la capacidad humana para describirlo. Es maravilloso contemplar el esplendor indescriptible de ese hermoso lugar. El brillo combinado de la luz del Hijo de Dios al reflejarse en los muros de jaspe, las puertas de perla, las innumerables mansiones y el hermoso río de la vida crea una escena que ningún artista podría jamás re presentar adecuadamente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario