Orden en el cielo, testimonios del cielo

El cielo es un lugar de mucha actividad. Está lleno de ocupaciones y de emociones. Los ángeles siempre están haciendo algo; siempre están ocupados en empresas útiles e industriosas. Uno de los propósitos de este libro es contarles cómo ví a los ángeles trabajar en el cielo. Ellos están felices y gozosos... nunca cansados, nunca tristes. Están siempre alabando Dios. Los santos redimidos también están ocupados en el cielo. Siempre tienen trabajo que hacer su gozo y felicidad no tenían límite. Parecían estar siempre en movimiento, emprendiendo acciones maravillosas en la presencia del Señor. Todo lo que se hacía ya sea individualmente o en grupos, era realizado en una manera ordenada. El cielo está completamente libre de impurezas e imperfecciones. Es perfecto en todos los sentidos. Todas las alteraciones y cambios a los que estamos familiarizados aquí en la tierra son desconocidos en el paraíso de Dios. Gozo y paz perfectos llenan el corazón, alma y cuerpo de todos los que están allí. ORDEN PERFECTO Un orden y un propósito divinos y perfectos caracterizan todo lo que sucede en el cielo. Tanto los ángeles como los redimidos están continuamente ocupados en servicio excelente y alegre. Ninguno es perezoso. Nadie se aburre nunca. Los hijos de Dios, así como los ángeles y todos los seres celestiales lo sirven a Él día y noche para siempre. Cuando recibamos nuevos cuerpos celestiales, después de la resurrección de los santos, no nos cansaremos ni nos debilitaremos. No conoceremos nunca la fatiga. Nuestro cuerpo sobrenatural y glorificado no perderá nunca su vigor. En la eternidad será suspendido el tiempo y las circunstancias no dañarán la mente, la voluntad o el cuerpo. Para participar en las ocupaciones y disfrutes del cielo, deberemos tener una naturaleza celestial. Y es eso lo que sucede cuando nacemos de nuevo: somos “participantes de la naturaleza divina” (2 Pedro 1:4), como lo explicó Pedro: (2 Pedro 1:3-4)"Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia. La arquitectura del cielo fue diseñaba y construida en la eternidad pasada por el Dios eterno. En una parte ví lo que parecía ser un bloque entero de la ciudad del cielo. Los edificios eran muy grandes y en la parte superior de cada uno había una corona enorme e impresionante hecha de muchas joyas. No sé cuánta gente ocupaba esos grandes edificios porque no entré en ninguno de ellos. Pero eran todos majestuosos y espaciosos, muy superiores a cualquier cosa que jamás hubiera visto en la tierra. Pensé en cómo dicen las Sagradas Escrituras que cuando trabajamos en la tierra para Jesús, estamos guardando tesoros en el cielo (Lucas 18:22). Me acordé de estos versículos: (Apocalipsis 11:16-18)16 Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios, 1 Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu gran poder, y has reinado. 18 Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra. (Lucas 6:23) 23 Gozaos en aquel día, y alegraos, porque he aquí vuestro galardón es grande en los cielos; porque así hacían sus padres con los profetas. (Apocalipsis 22:12)12 He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra. LOS CARRUAJES DE DIOS Según nos trasladábamos a otra parte del cielo, el ángel del Señor me dijo: “Ven y mira la gloria de tu Dios.” El ángel me mostró los carruajes de Dios. Las ruedas de ellos eran tan grandes que son difíciles de describir. Estaban tachonados con preciosos diamantes, rubíes y esmeraldas. Cada carruaje tenía por lo menos dos ruedas a cada lado. Las partes delanteras de ellos eran bajas y abiertas, como los trineos. Parecía como si estuvieran ardiendo, aunque sin consumirse nunca. CUERPOS DE CALIDAD Los rasgos de todas las personas que ví en el cielo eran glorificados y bellos. Ninguna persona tenía cicatrices y todas se veían resplandecientes y atractivas. He oído decir a la gente: “Bueno, vamos a ser sólo un vapor de humo.” No, ustedes no van a ser vapores de humo. Tendrán forma y rasgos corporales. La Biblia dice que hay ancianos alrededor del trono: (Apocalipsis 4:4)Y alrededor del trono había veinticuatro tronos, y ví sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas. Los patriarcas en el cielo son hermosos redimidos de Dios que han muerto y partido antes que nosotros. Dios les ha dado vida eterna. Los ví como han de ser cuando reciban sus nuevos cuerpos glorificados después de la resurrección. Amados hermanos, ustedes serán increíblemente felices en el cielo. Cuando estuve allí, los recuerdos de mi hogar quedaron muy lejanos. Allí no había tristeza, ni aflicción, ni sufrimiento, ni dolor. Yo estaba feliz en el gozo del Señor y sobrecogida por la hermosura de Él. No había oscuridad en el cielo. Allí sólo había gloria, fuerza y poder en todas partes, en especial cuando uno se acercaba al trono. El río de la vida fluía de debajo del trono; era bello y parecía un mar de cristal: (Apocalipsis 22:1)1 Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. Luego el ángel me dijo: “Ven y mira la gloria de Dios.” Amados hermanos, fui tomada por el ángel a un paso muy rápido a un lugar donde parecía que las fuertes alabanzas a Dios y la música subían en intensidad y volumen. Era la música más bonita que yo jamás hubiera oído. Los sonidos de gozo y las exclamaciones a toda voz estaban por todas partes. El ángel del Señor dijo: “Nos estamos acercando el trono.” Pensé: “ Dios, qué glorioso y qué bello!” CUANDO DIOS HABLA Cuando Dios habla, doce ángeles de gran tamaño, cada uno de ellos de 10 a 15 pies de estatura, se paran en el frente del trono. ¡Como tocan sus trompetas! Hermosas gemas adornan la parte delantera de sus vestiduras. Con su música y con todas las demás cosas que dicen y hacen, influyen en el ambiente. Parece como si prepararan el camino para que el Señor hablara. Pude ver una gruesa nube que envolvía al poderoso trono cuando el Señor hablaba o proclamaba un mensaje. (Apocalipsis 4:5) 5 Ydel trono salían relámpagos y truenos y voces;y delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios. Entonces emanó un caudal de poder de la parte delantera del trono. En medio del trono, el Dios todopoderoso mora en una nube de gloria. Cuando Dios habló, su voz sonó “como muchas aguas” (Apocalipsis 14:2); con todo, entendí cada palabra que pronunció. En una ocasión Dios empezó a hablar de la sangre de su Hijo. Habló de cómo la sangre de su Hijo fue derramada por todas las personas de la tierra. Dijo que la sangre de Jesucristo su Hijo nos puede limpiar de todo pecado (1 Juan 1:7) y extendió esta invitación: (Apocalipsis 22:17) 17 Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente. Dios dijo que la sangre de su Hijo fue derramada para redimir a los hombres y a las mujeres de sus pecados. Dijo que haber colocado a su Hijo en la cruz para darnos vida eterna lo valía todo y que la sangre de su Hijo había pagado el precio para redimirnos. (Efesios 1:7) En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, (Colosenses 1:14)14 En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados. (Apocalipsis 1:5) Y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sange. Cuando estuve en el cielo, me fue muy emocionante escuchar la voz de Dios. Aunque era como un potente rugido, la voz de Dios era a la vez agradable. Pude en tender todo lo que decía. Seguí pensando: “ Dios, qué hermoso! Lo has preparado todo. ¡Lo has hecho todo para nosotros, Señor! No podemos empezar ni siquiera a pensar en las cosas que has preparado para nosotros los que te amamos” (1 Corintios 2:9). EL CIELO, UN LUGAR REAL Recuerdo haber pensado: “El cielo es real. Estas personas son reales. Estos ángeles son reales. Todo esto es hermoso y real, y algún día lo voy a heredar si continúo sirviendo al Señor.” Hablar del cielo y del esplendor de Dios es un gozo para mí. Le agradezco a Él con todo mi corazón poder servirlo. Agradezco a Dios que Jesucristo salvó mi alma de un infierno miserable. ¡Agradezco a Dios ser una hija del Rey nacida de nuevo, lavada en la sangre y que Jesucristo sea mi Señor! Si usted aún no ha nacido de nuevo, necesita ser salvo de sus pecados. Necesita pedirle a Jesucristo que entre en su corazón y que salve su alma. Crea que es el Hijo de Dios. Crea que Dios el Padre lo envió a esta tierra, que nació de María, siendo ella vírgen, y que es el santo Hijo de Dios, enviado para redimirnos del infierno. Sobre todo, necesita creer que Jesús ofreció el único sacrificio aceptable por sus pecados cuando murió en la cruz. Lo que les sucede a los ninos (Mateo 19:14)En tiempos bíblicos Jesús habló acerca de los niños pequeños. Él dijo “dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos”. Jesús también dijo lo siguiente: Y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos. (Mateo 18:3-4) De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él. (Marcos 10:15) El que reciba en mi nombre a un niño como este, me recibe a mí;y el que a mí me recibe, no me reci be a mí sino al que me envió. (Marcos 9:37) También en el Antiguo Testamento dice: (Joel 1:3) 3 esto contaréis a vuestros hijos, y vuestros hijos a sus hijos, y sus hijos a la otra generación. Esta parte del cielo va a entusiasmar realmente a muchas personas. Muchos han criticado esto, pero sé que Dios me lo mostró. Sucedió durante uno de mis viajes al cielo. Estaba yo con aquel gran ángel de potentes alas triangulares color arco iris. El ángel vestía una túnica blanca y reluciente, y su cabellera era como de oro trenzado. Sus rasgos eran hermosos y gloriosos. Estaba rodeado de luz y de poder. Me dijo: “Ven y mira la gloria de Dios. Él me ha dicho que te debo mostrar el sitio al que van los niños y lo que les sucede cuando mueren.” Deseo aclarar algo ahora mismo. Cuando el Señor Jesús me mostró el infierno, no ví a ningún niño. No hubo ningún niño pequeño o criatura en el infierno del que me pueda acordar. Esto puede que no esta de acuerdo con las teorías de otros, pero les narraré lo que el ángel del Señor me mostró sobre el cielo y el infierno, y el lugar al que van los niños. Alababa yo a Dios mientras viajaba con el ángel. Estábamos muy alto en la atmósfera cuando nos detuvimos y el ángel me dijo: “Te debo mostrar estas cosas.” RECUERDOS Cuando estuve con el ángel del Señor ocurrieron muchas cosas que ahora no recuerdo. No se me permitió acordarme de algunas de ellas. Hubo muchos acontecimientos que ocurrieron en mi viaje al cielo.., cosas que me fueran mostradas, pero que no puedo recordar. Sin embargo, ¡lo que sí se me permitió recordar es suficiente como para motivarme a narrarles acerca del cielo! Daniel tuvo comprensión total de todas sus visiones y sueños. Con todo, cuando el Señor me tomó al cielo, ¡oh, hermanos, fue tal la gloria y el poder! Sucedían allí cosas que no me fueron explicadas, y sólo se me llevó a ciertas regiones del cielo. Para mí, la parte más maravillosa fue la de los bebés y los niños. CRIATURAS QUE NO NACIERON Cuando el ángel de Dios me dijo: “Ven y mira”, movió su mano en el aire y apareció la visión de un hospital. Ví a una mujer en la sala de partos que daba a luz una criatura. El ángel del Señor me dijo: “Ella está teniendo un mal parto. El bebé tiene sólo tres meses de edad.” Conforme contemplaba yo la escena, aparecieron cerca de su cama dos hermosos ángeles. En sus manos tenían lo que parecía ser una cesta hecha de mármol blanco y perlas. Era la cesta más bella que yo hubiera visto jamás. Se abría por el centro y se cerraba por los lados. Los ángeles alababan a Dios. Los podía yo oír. Cuando la mujer tuvo el aborto espontáneo, el espíritu de la criatura, como un vapor, salió de aquel diminuto bebé. Los ángeles de Dios lo tomaron y lo pusieron en la cesta, cerraron la tapa y alzaron sus manos hacia el cielo. Los ángeles comenzaron a gritar alabanzas al Señor. Lo aclamaban y lo exaltaban como Rey de reyes y Señor de señores, Creador de todo lo que hay en el cielo y en la tierra. Gritaban: “A Dios sea la gloria!” Al pasar frente a nosotros, volvieron a decir: “Ven y mira.” Regresamos al cielo a través de la puerta. ¡Oh, me pareció que ésa era la parte más bella del cielo! Yo no había estado antes en esa zona del cielo ni pasado por esa entrada. Recuerdo haber acompañado a los ángeles a un determinado lugar del cielo. yo iba acompañada del ángel que me había estado escoltando. Subimos tan alto que pude ver de nuevo el trono y oír los gritos y las alabanzas a Dios. Esta vez parecía que nos acercábamos por el lado izquierdo del trono. Recuerdo haber pasado por allí y haber pensado: “ Dios, qué hermoso eres! ¡Qué maravilloso eres!” Las fuertes alabanzas a Dios y las glorias y los gritos se escuchaban por todas partes. En realidad las Sagradas Escrituras hablan mucho de los ángeles. He aquí algunos ejemplos: (Salmo 103:20)20 Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles, pode rosos en fortaleza, que ejecutáis su palabra, obedeciendo a la voz de su precepto. El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende. (Salmo 34:7) (Mateo 28:2-3)2 Y hubo un gran terremoto; porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra, y se sentó sobre ella. Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve. Jesús habló de ser llevados al cielo por los ángeles: (Lucas 16:22)22 Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió tam bién el rico, y fue sepultado. ÁNGELES DE DIOS Hay muchas referencias a los ángeles en la Pala bra del Señor. yo Pensé, precisamente, en cómo su Palabra comprueba las cosas una y otra vez. No obstante, cuando se le da una revelación a alguien, ésta sólo sirve para arrojar más luz sobre el asunto. Mi llamamiento primario en Dios es en la esfera de sueños, visiones y revelaciones. Mi testimonio es que yo soy sólo una sierva del Señor y me fascina contar esta historia acerca de los niños. ¡Oh, la gloria que vimos y las voces de alabanza que oímos! Alrededor del trono había relámpagos, truenos y un arco iris. Había una imagen de un Hombre dentro de la nube de gloria que cubría el trono. Los ángeles colocaron ante el trono la cesta que lle vaban y se inclinaron. Alzaron la punta de sus alas. Gritos de “Gloria!” y “ Aleluya" y "Alabado sea Dios!” resonaron por todo el cielo. Otra vez parecía que nos hallábamos en un enorme anfiteatro. Los grandes ángeles tocaron las trompetas como si estuvieran anunciando algo. Ahora bien, no ví a Dios, aunque sí ví la semejanza de Dios lo mismo que lo hizo Moisés (véase Éxodo 33:17-23). Entonces ví una mano abrir la cesta. Estoy segura de que era la imagen de la mano de Dios. ¡Amados hermanos, les digo que si solamente pudieran ver la gloria y el poder de Dios tal como Él me los reveló! ¡Su poder fue tan deslumbrante, hermoso y maravilloso! Ví la mano salir de la nube y abrir la cesta. Sacó el almita de la cesta y la puso en el altar. Entonces ví manos empezar a trabajar en esa almita. Cuando se completó la faena, empezó a aparecer la forma más bella y perfecta de humano. Ésta siguió desarrollándose hasta que se torno en el joven más apuesto que yo haya visto jamás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario