REGISTROS CELESTIALES

Amados hermanos, sean conscientes de que cada vez que ofrenden dinero, cada vez que den sus diezmos, todo lo que hagan para la gloria de Dios quedará registrado en el cielo. Me acuerdo de esto muy bien porque cuando el Señor me mostró su gloria y poder, ello produjo en mi mente una impresión indeleble. Durante mis viajes, me di cuenta de que muchos ángeles llegaban al cielo con informes procedentes de toda la tierra. Iban a cierta habitación que tenía un ángel registrador a su cargo. El ángel mensajero leía el informe y el ángel registrador le preguntaba: “ testigo? ¿Viste suceder esto?” Cuando se confirmaba el informe se anotaba en un libro. Esos libros se llevaban finalmente al trono de Dios. Pero primero tenían que pasar por un proceso especial. Me acuerdo vívidamente que el Espíritu del Señor se movía constantemente en el cielo. Mucho más de como lo hace en la tierra. Los sucesos en la tierra siguen el modelo de lo que ocurre en el cielo, aunque los acontecimientos terrenales son solamente pálidos reflejos de los del cielo. En el cielo abunda una música increíble, las alabanzas sin impedimento y otras glorias que los de la tierra no pueden jamás imaginarse. Dios quiere que las personas lo alaben. Desde el principio de Génesis hasta el final de Apocalipsis Dios expresó su deseo de que una familia lo amara. Mientras usted lee este libro, acuérdese de que el cielo es un lugar que Dios ha preparado para los que lo amamos. Algún día yo iré allí. Algún día usted irá allí si nace de nuevo, si se ha arrepentido de sus pecados y si tiene a Jesucristo en su corazón. Él puede limpiar sus pecados mediante su sangre preciosa. Permítame hablarle de la sangre del Cordero, de la preciosa sangre de Jesús. LA SANGRE QUE LIMPIA Describí con anterioridad las habitaciones de registro, pero ahora quiero describir otro aspecto. Habían varios ángeles sentados en cierta sección de las habitaciones de registro. Tenían cubetas de oro delante de ellos. Esto es también parte de “las glorias del cielo”. Delante de los ángeles había montones de libros. Parecía que algunos de los marcadores dentro de los libros eran mensajes de la tierra. Cada mensaje tenía que ser examinado por un gran ángel registrador. Ví a otros dos ángeles que traían mensajes procedentes de la tierra. Un nuevo mensaje venía cada vez que alguien nacía de nuevo y había sido salvo genuinamente de sus pecados al aceptar a Jesucristo en su corazón. Cuando alguien se arrepentía sinceramente de sus pecados y le pedía a Jesús que fuera su Salvador y Señor, quedaba registrado que dicha persona le había entregado su vida al Señor. Cada uno de los ángeles con cubetas de oro tomaba un libro del montón. Cada ángel tenía en su mano lo que parecía un paño manchado de sangre. El paño rojo tenía una mezcla de gloria, luz y poder. No era sanguiñolento ni nada parecido... ¡era hermoso! Cada ángel colocaba delante de él el libro seleccionado y, empezando por la primera página, limpiaba el registro escrito con el paño manchado de sangre. Guiado por Dios, el ángel borraba la historia vieja de ese pecador y registra ba que él o ella recientemente había nacido de nuevo. (Isaías 43:25) 25 Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados. Hijos, la Palabra de Dios es verdadera. Dios de veras perdona nuestros pecados. Fue tan hermoso ver a los ángeles lavar las páginas. ¡Aleluya, Dios borra la lista de cada uno de nosotros! Conforme veía esta escena magnífica, oí a los san tos en la gloria cantar: ¡Oh, sólo de Jesús la sangre Pudo quitar mis pecados! ¡Oh, sólo de Jesús la sangre Me pudo sanar hoy! ¡Oh, sólo de Jesús la sangre Me pudo limpiar hoy! Y luego oí a los ángeles cantar esta canción: Otro más ha sido redimido Por la sangre del Cordero. Otro más ha sido rescatado De las garras del diablo Por la sangre del Cordero. Otro más ha sido salvo del infierno Por la sangre de Jesucristo. Usted nunca se avergüence de clamar al poder de la sangre de Jesucristo. ¡Su sangre fue vertida hace casi dos mil años para quitar nuestros pecados y nunca ha perdido su poder desde entonces! Jesús venció al diablo “una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo” (Hebreos 7:27) y fue a la cruz por nosotros. Cristo bajó de la gloria. Nació de una vírgen. Dio su vida para que pudiéramos ser redimidos por su preciosa sangre. Lo hizo para que no tuviéramos que ir al in fierno, el horrible lugar que me mostró. Queridos amigos, el evangelio es verdadero. ¡Cuánto me regocijé cuando vi a los ángeles quitar de los montones de libros toda la historia vieja! Borraron todo el pasado viejo, todos los pecados viejos, todas las cosas sucias. Todas las cosas viejas desaparecieron; la sangre de Jesús las borró todas. Jesús es el único que puede hacer eso por usted. Usted mismo no lo puede hacer.

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